¿Sabías que nuestra dieta tiene un impacto en el medio ambiente? En efecto, los alimentos que consumimos no solo tienen un efecto en nuestra salud, también en la salud de la Tierra, ya que para llegar a nuestro plato han tenido que pasar por muchos procesos que conllevan una huella medioambiental importante. Pero la dieta sostenible existe y en este artículo os compartimos consejos para alimentarnos de forma más respetuosa con el planeta.
¿Qué es una dieta sostenible?
Todas nuestras acciones tienen un efecto en el medio ambiente, y la forma en la que nos alimentamos no es una excepción. Para que podamos disfrutar de nuestro plato de comida favorito, se han precisado muchos recursos naturales, agua y energía. De hecho, según un estudio de la revista ‘Science’, la industria de la alimentación es responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global.
Una dieta sostenible es aquella que busca reducir el impacto medioambiental derivado de la alimentación, en toda la cadena de producción: desde el cultivo, el uso de recursos, el transporte… Todo esto respetando la biodiversidad y los ecosistemas, siendo culturalmente aceptable y económicamente justa y asequible. Desde un punto de vista nutricional, la dieta sostenible tiene que ser también saludable y adecuada.
En definitiva, una dieta sostenible y saludable promueve la salud y el bienestar tanto de las personas como del planeta.
¿Qué hay que hacer para tener una dieta sostenible?
Ahora que ya hemos visto qué es una dieta sostenible, vamos a ver cómo conseguirla y algunos ejemplos de este tipo de alimentación.
1. Aumentar el consumo de vegetales
Es importante que incorporemos en nuestra alimentación más fruta, verdura, legumbres y hortalizas. Los frutos secos, por ejemplo, son una fuente importante de proteínas vegetales y su impacto medioambiental es muy reducido.
Aunque no se trata de adoptar necesariamente una dieta vegetariana, sí que deberíamos dar a los vegetales un papel protagonista en todos nuestros platos.
2. Reducir el consumo de carne y alimentos de origen animal
En las dietas occidentales se incluye carne y otros alimentos de origen animal en exceso, y lo cierto es que la producción de estos alimentos necesita muchos más recursos que la producción de alimentos de origen vegetal.
Según investigadores de la Universidad de Oxford, un 83% de las tierras de cultivo globales están destinadas a la obtención de productos de origen animal, lo que conlleva mayor deforestación y pérdida de biodiversidad. Por si fuera poco, los productos animales producen entre 10 y 50 veces más gases de efecto invernadero que los vegetales.
Por estos motivos, reducir la ingesta de carne es crucial para conseguir una dieta más saludable y sostenible, y hoy en día es muy fácil conseguirlo con todas las opciones de carne vegetal que existen.
3. Elegir alimentos locales y de temporada
Comprar alimentos de proximidad ayuda a reducir la huella de carbono derivada del transporte y también fomenta la economía local, promoviendo la agricultura, ganadería o pesca en la zona.
Además, preparar nuestro menú en base a los alimentos de temporada es bueno para nuestra salud y ayuda a reducir las emisiones de CO2. Y es que los alimentos que no son de la zona o de la estación, se han tenido que importar y/o conservar en cámaras, lo que inevitablemente conlleva un mayor impacto medioambiental.
4. Optar por alimentos con certificación
Una dieta sostenible incorpora mayor número de alimentos que proceden de agricultura o ganadería ecológica certificada.
5. Reducir los alimentos ultraprocesados
Los alimentos ultraprocesados precisan de varios recursos para ser preparados, como tierra, agua y energía, con lo que aumentan las emisiones de gas invernadero.
No solo eso, estos alimentos siempre están envasados, mayoritariamente en plástico, con lo que reduciendo su consumo también reduciremos los envases de plástico de un solo uso que tenemos que tirar a la basura.
Así, consumir menos ultraprocesados nos permite conseguir una dieta sostenible y saludable para nosotros, ya que estos alimentos son los que incluyen niveles más altos de grasas, azúcares y sal.
6. Evitar el desperdicio de comida
Se calcula que, solo en Europa, se desperdician cerca de 88 millones de toneladas de alimentos al año. Planificar nuestro menú semanal, hacer listas de la compra y no comprar por impulso son algunas acciones que nos pueden permitir reducir el desperdicio de alimentos en casa.
7. Elegir alimentos a granel
Comprar alimentos a granel, llevando nuestros propios envases, nos permite reducir la basura generada, consiguiendo así una dieta más sostenible.
8. Beber agua del grifo
Por último, no podemos olvidar que el agua es también parte importante de cualquier dieta, y para que esta sea lo más sostenible posible, tenemos que intentar reducir el consumo de agua embotellada en plástico, filtrando el agua del grifo y eligiendo botellas reutilizables.
¿Qué tipo de alimentos son sostenibles?
Como hemos visto, no hay una fórmula única y mágica para conseguir una dieta sostenible. Son varias acciones las que se pueden llevar a cabo para reducir el impacto medioambiental de nuestra alimentación.
Hemos visto que consumir más vegetales es fundamental, pero no es necesario llevar una dieta vegana o vegetariana, reduciendo el consumo de carne o eligiendo alimentos de origen animal sostenibles también podemos conseguir una dieta más saludable.
Además, la dieta sostenible también variará en función de la zona en la que vivamos, ya que los alimentos de temporada y de proximidad no son los mismos en países mediterráneos que en países caribeños, por ejemplo. De cara al futuro, la dieta sostenible puede llegar a incluir más insectos y algas, incluso incorporar alimentos fabricados en laboratorio.
Ahora que sabes todo esto, ¿te animas a llevar una alimentación más sostenible para cuidar del planeta?