En nuestro intestino tenemos un sistema nervioso tan complejo como el sistema nervioso central. Este sistema nervioso está directamente conectado con nuestro cerebro y cuando estamos nerviosos o estresados el primer cerebro le manda señales al segundo cerebro, el intestino, para que actúe en consecuencia.
Lo más interesante es que está relación es bidireccional. Si nuestra microbiota intestinal no está en equilibrio, también vamos a notar sus efectos en nuestro estado de ánimo. Nuestra microbiota sintetiza gran parte de los neurotransmisores encargados de nuestro estado de ánimo. Principalmente la serotonina, la hormona encargada de nuestra felicidad, la GABA, un neurotransmisor inhibitorio que evita el exceso de nerviosismo y la ansiedad y la dopamina, el neurotransmisor que nos proporciona la sensación de placer. Cuando estos neurotransmisores no se fabrican de forma correcta nos vamos a encontrar más fácilmente ansiosos y decaídos.
y, ¿Qué son los post-bióticos?
Los post-bióticos tienen un papel fundamental en nuestro estado emocional. Estas sustancias llegan a nuestro primer cerebro y tienen la capacidad de estimular allí la formación de los neurotransmisores GABA y serotonina.
Una microbiota desequilibrada puede conducir a un estado inflamatorio crónico o continuado. Esta inflamación incide a nivel cerebral en la formación de serotonina, el neurotransmisor de la sensación de felicidad. Cuando hay inflamación se desvía la transformación de su aminoácido precursor a otras sustancias en lugar de serotonina. Si estamos inflamados nos interesa que la energía vaya al sistema inmunitario y que por lo tanto estemos “menos felices” para salir, estar activos y gastar la energía que debería ir a sostener la inflamación.
Lo importante es mantener un equilibrio global de la microbiota y favorecer su salud general:
- Lo primero es darle de comer a las bacterias de forma correcta, con abundantes alimentos vegetales como hortalizas, verduras y tubérculos.
- En segundo lugar dejar de alimentar a las menos interesantes, que ocupan espacio y no dejan crecer a las bacterias amigas, evitando el exceso de proteína animal y azúcares entre otros.
- Añadir a nuestra alimentación los alimentos fermentados como el chukrut, el kefir, el kombucha o los encurtidos y suplementos de probióticos como estos dos productos que aportan las cepas comentadas.
¡Recuerda!
En caso de tomar medicación o tener alguna patología, preguntar al médico de cabecera, médico especialista o profesional de la salud.