Hay varias razones que pueden ayudarnos a entender por qué varias infecciones víricas parecen desaparecer durante el verano y reaparecer con el frío del invierno, es decir, por qué estas infecciones son lo que se denomina estacionales.
¿Cómo afecta el frío a tu sistema inmunológico?
Hay tres teorías que podrían explicar por qué el frío puede debilitar el sistema inmunológico:
- El efecto de las condiciones climáticas en la resistencia del huésped a la infección, es decir, que la situación general del sistema inmune es peor en invierno (por ejemplo, debido a niveles bajos de vitamina D).
- El efecto de los factores meteorológicos (por ejemplo la temperatura y la humedad) Durante los meses de invierno, el aire es menos húmedo, y se cree que esta falta de humedad provoca que las partículas virales puedan mantenerse en suspensión durante periodos más largos de tiempo.
- El efecto de los cambios de comportamiento que experimentamos con el frío, por ejemplo pasar más tiempo en el interior, cerca de otras personas).
En las últimas décadas, el rápido aumento de diferentes enfermedades infecciosas, condiciones inflamatorias, alergias, cánceres y enfermedades autoinmunes han provocado mucho sufrimiento al ser humano, y todo ello gira alrededor de la integridad del sistema inmunológico.
Al inicio del siglo 21 Parkin y Cohen resumieron de forma muy adecuada lo que sucede con nuestro sistema inmune: Unos niveles inadecuados de protección del sistema inmune harán que estemos más predispuestos a sufrir infecciones o crecimiento de tumores, mientras que un funcionamiento excesivo del sistema inmune provoca el desarrollo de enfermedades autoinmunes o alérgicas. Así que, un sistema inmunológico débil es el talón de Aquiles de nuestra salud.
De aquí también la importancia de utilizar sustancias naturales con propiedades inmunomoduladoras para prevenir la caída del sistema inmune, especialmente en invierno y reforzar el tratamiento de las patologías anteriores.
Diferentes estudios han mostrado que la transmisión del virus causante del resfriado común es más eficiente generalmente a 5ºC que a 20ºC, tanto porque a esa temperatura los virus pueden mantenerse más tiempo sobre la mucosa como porque con menos temperatura y humedad disminuye el barrido de la misma.
Cómo saber si el sistema inmunológico está debilitado
La mucosa de nuestra nariz esta continuamente expuesta a aire que contiene contaminantes tanto volátiles como no volátiles y a potenciales patógenos. Se ha visto como las fluctuaciones estacionales de calor y humedad afectan a la mucosa a diferentes niveles, y esta barrera es nuestra primera línea de defensa, tanto por los cilios como por el moco secretado en el interior de nuestra nariz.
Un marcador de que nuestra inmunidad comienza a estar afectada es la sensación de sequedad y congestión nasal.
Por lo tanto, mantener nuestra mucosa hidratada y velar por su integridad será una de las primeras líneas de defensa para nuestra inmunidad. Aquí los suplementos que contengan omega 7, generalmente procedente de espino amarillo o vitamina A (nunca en caso de embarazo o lactancia) serán un must.
Además, nuestro sistema inmunológico tiene la capacidad de eliminar patógenos a través de diferentes mecanismos relacionados con la luz y la oscuridad:
La oscilación de los periodos de luz y oscuridad que ocurren en invierno modulan la fisiología de los mamíferos a través de los pulsos de melatonina: A menos melatonina produzcamos, directamente vinculada con la exposición a luz solar, menos capacidad de nuestro sistema inmunológico para eliminar patógenos.
Además, también la producción de vitamina D se modula con la luz solar. Durante el invierno, el déficit de vitamina D es común debido a la falta de exposición solar (bien porque las horas de sol disminuyen bien porque nos exponemos menos incluso cuando las hay) y esta bajada en los niveles de vitamina D es una de las grandes causas de por qué se debilita el sistema inmunológico.
Niveles disminuidos de vitamina D afectan a deferentes mecanismos de defensa inmunes ya que todas las células de este sistema tienen receptores para ella, actuando más como una hormona que como vitamina. Cuando llega el invierno es imprescindible trabajar para mantener estos niveles en límites saludables, y para ello suele ser imprescindible echar mano de un suplemento como la vitamina D3 o vitamina D3 + K2 en embarazo o menopausia.
De nuevo, los niveles de vitamina D disminuidos son un síntoma temprano de un sistema inmunológico débil.
Cómo proteger el sistema inmunológico
Los ingredientes botánicos son un apoyo gigante para nuestro sistema inmunológico. Algunos fitonutrientes incrementan la proporción de bacterias beneficiosas de la microbiota, cruciales para mantener en buen estado el sistema inmune, como por ejemplo Lactobacillus paragasseri SBT2055.
Además de la D, la vitamina C (recuerda que sea siempre liposomada o de acción retardada), el zinc y la equinácea tienen un rol fundamental tanto en la prevención como el tratamiento del resfriado común.
Los ingredientes del ajo, especialmente fermentado o ajo negro, estimulan tanto la inmunidad innata como adaptativa activando diferentes células. Puedes consumirlo en forma de alimento como el ajo negro Bio de Naturitas Essentials.
También los betaglucanos son una familia de ingredientes derivados de los hongos e incluso de la avena que ayudan a modular nuestra inmunidad.
El sistema inmune de nuestro cuerpo lucha contra una gran cantidad de patógenos y desempeña un papel central en nuestra supervivencia. Por lo tanto, mejorar la capacidad del sistema inmune será beneficioso para prevenir muchos trastornos de salud especialmente en los meses de frío.
Algunas plantas medicinales y diferentes ingredientes naturales se han utilizado eficazmente para aumentar la inmunidad y prevenir infecciones desde la antigüedad, y ahora cuentan con respaldo científico y nosotros con la opción de elegir entre múltiples opciones.